EL IMPACTO DEVASTADOR DEL FUEGO

Los incendios forestales se han convertido en una de las principales preocupaciones ambientales en la provincia de Córdoba. Cada temporada de calor y vientos fuertes trae consigo un incremento en la cantidad de hectáreas afectadas, y en la provincia los efectos son devastadores sobre el ecosistema y las comunidades locales.

NOTA DE TAPA

POR COMECHINGONES MULTIMEDIOS

En los últimos años se han visto afectadas más de 300 mil hectáreas por los incendios forestales. ¿A qué responde? ¿Son los intereses inmobiliarios la única respuesta posible? ¿Qué rol pretenden y tienen las brigadas locales? ¿Cuál es el destino de la ETAC? ¿Es el ordenamiento territorial la herramienta para organizar estos procesos? El fuego sigue devastando flora y fauna y la respuesta a la pregunta sobre qué es el progreso lo cruza todo. Progresismo y conservadurismo se juntan en las plazas a tratar de entender de qué se trata y sobre todo, frente a los intereses de las mayorías populares... ¿Qué hacer? Los incendios forestales se han convertido en una de las principales preocupaciones ambientales en la provincia de Córdoba. Cada temporada de calor y vientos fuertes trae consigo un incremento en la cantidad de hectáreas afectadas, y en la provincia los efectos son devastadores sobre el ecosistema y las comunidades locales.

La creciente amenaza que se vuelve realidad

Los factores que agravan esta situación, todos parecen tener que ver con el cambio climático y el ecosistema de la manera en que habitamos la tierra en la provincia. La sequía extrema y la expansión de las actividades humanas hacia áreas naturales se vuelven un problema de difícil solución a menos que se realicen cambios rotundos. Según datos de la defensoría del pueblo de la Nación la cantidad total de hectáreas afectadas es difícil de determinar con exactitud debido a la dispersión de los focos y la continuidad de los incendios en varias zonas. Sin embargo, se estima que serían más de 43.000 las hectáreas de bosque nativo y pastizales que han sido destruidas en Punilla y Calamuchita durante el mes de septiembre. La provincia de Córdoba totaliza afín de septiembre unas 69.000 hectáreas devoradas por grandes incendios en el 2024 , que se suman a las 40.000 hectáreas que se vieron afectadas en 2023 . En Chancaní, una de las áreas más severamente impactadas, el fuego ha devastado un amplio sector de su vegetación, lo que resulta en la pérdida de hábitats críticos para la fauna local. La magnitud de los incendios en esta zona, combinada con la complejidad del terreno, ha hecho que la evaluación precisa de los daños sea un desafío. En San Marcos Sierras y Capilla del Monte, aunque el fuego ha sido parcialmente contenido, la extensión del daño sigue siendo significativa. En estas áreas, se ha reportado que cientos de hectáreas han sido afectadas, alterando no solo el paisaje, sino también las actividades agrícolas y turísticas. Las áreas de Chancaní y San Marcos Sierras han sido las más afectadas durante este período. En Chancaní, el fuego ha consumido vastas extensiones de bosque nativo, una zona caracterizada por su difícil acceso y su relevancia ambiental. (Sic www.dpn.gob.ar) Este incendio ha requerido un esfuerzo considerable de los bomberos y brigadistas, quienes han trabajado sin descanso para evitar la propagación a áreas vecinas. En San Marcos Sierras, el incendio ha mantenido una actividad intensa, con focos que han amenazado viviendas y otras infraestructuras locales. La Granja es otra área fuertemente impactada. Durante cinco días consecutivos, el fuego amenazó las localidades cercanas, obligando a la intervención de más de 100 bomberos que dividieron sus esfuerzos en tres flancos principales. El trabajo en esta zona ha sido particularmente desafiante debido a los vientos cambiantes y la topografía accidentada. En Capilla del Monte, la situación también ha sido crítica, especialmente en las cercanías del Cerro Uritorco, uno de los puntos turísticos más importantes de la región. Las llamas en esta área no solo han afectado la vegetación, sino que también han obligado a imponer restricciones de acceso para proteger a los visitantes y residentes. Con frentes activos sobre las sierras desde Capilla del Monte hasta Los Cocos, se vieron afectadas al menos 16.600 hectáreas, esto sin incluir los focos en la zona de San Esteban. El incendio en Paso Colorado también ha demandado recursos significativos. Esta región ha sido afectada por la expansión del fuego desde otras zonas y la proximidad de las llamas a áreas residenciales ha generado evacuaciones preventivas y un despliegue importante de recursos de emergencia. Otras localidades afectadas Villa Berna, Bosque Alegre, Los Cocos, Salsacate; San Esteban, La Cumbre, Salsipuedes, Los Nosticos, Corral de Piedras, Quebrada de las Mermelas. En algunos lugares el fuego fue controlado y en otros hay focos activos.

Y entonces en Traslasierra

La tierra que es conocida por su biodiversidad, su monte autóctono y su ecosistema único, lo hacen especialmente vulnerable a los incendios. El fuego no solo destruye la vegetación nativa, sino que también altera el equilibrio de la fauna y flora, afectando a especies que dependen del monte serrano para su supervivencia. Uno de los daños más serios que provocan los incendios en esta región es la degradación del suelo. Tras un incendio, el suelo queda desprotegido y expuesto a la erosión. La capa superior de la tierra, rica en nutrientes, se pierde con facilidad, lo que dificulta la regeneración de la vegetación nativa y reduce la capacidad del suelo para retener agua. Este proceso se conoce como "desertificación" y puede tardar décadas en revertirse si no se toman medidas adecuadas. Además, la pérdida de cobertura vegetal reduce la capacidad del suelo para absorber agua de lluvia, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra. La combinación de incendios y lluvias intensas puede llevar a la formación de cárcavas, socavando el terreno y creando áreas estériles.

Las comunidades y la economía local

Los incendios no solo representan una amenaza ambiental, sino también social y económica. Cientos de familias dependen del turismo y de las actividades agropecuarias que se ven gravemente afectadas por la devastación del paisaje. El turismo ecológico, uno de los pilares económicos de la región, sufre un fuerte golpe cuando los bosques y montañas, que atraen a miles de visitantes cada año, se ven transformados en paisajes desolados. Por otro lado, el ganado también sufre las consecuencias del fuego. La pérdida de pastizales naturales implica un mayor costo para los productores locales, que se ven obligados a comprar alimento para los animales o buscar pastizales en otras zonas.

¿Qué se está haciendo para combatir esta problemática?

El gobierno provincial ha implementado una serie de estrategias, como la creación de cortafuegos, el fortalecimiento de brigadas de bomberos y la promoción de campañas de concientización - todas acciones que no parecen tener resultados. Esto provocó que durante los incendios de 2024 muchos de los recursos involucrados en la ETAC (organización policial creada con el fin de resolver estos temas) fueran ciertamente muy cuestionados dando paso a rumores de su disolución. Los brigadistas, personas civiles, cumplen en atender los principios de incendios en los lugares en donde no está en riesgo la propiedades o la vida de las personas lo que dejó de manifiesto la voluntad popular por el cuidado de lo colectivo. En tanto que los bomberos han cumplido un rol excepcional -nuevamente- aun en su condición de voluntarios y con escasos o nulos recursos. Los expertos coinciden en que es fundamental involucrar a las comunidades locales en la prevención y restauración de áreas afectadas. La educación ambiental y la reforestación con especies nativas son medidas clave para frenar la degradación del suelo y recuperar los ecosistemas dañados. Es esencial trabajar en políticas públicas que incentiven prácticas agrícolas sostenibles y un manejo adecuado de los bosques, evitando la expansión descontrolada de actividades que aumentan el riesgo de incendios, como la quema de pastizales o la deforestación. La intención del gobierno provincial es potenciar el concepto de ORDENAMIENTO TERRITORIAL desde cada comuna e intendencia como método de regulación del crecimiento, porque es ahí donde las teorías toman fuerza

Intereses creados, intereses ganados.

Si la respuesta a todo es el negocio inmobiliario, entonces el reclamo debería de estar enfocado en que sucede con la tierra luego de los incendios. Desde estas paginas creemos en la complejidad del asunto, no es solo el interés concentrado de un poder real tanto político como económico y judicial sino también los intereses comunitarios de darse a si mismo una respuesta de qué hacer con el futuro y en esa respuesta también, que hacer con el progreso.

AGUA, PAREDÓN Y DESPÚES

¿Qué sucede con las napas de agua tras un incendio?

Las napas de agua, también conocidas como acuíferos subterráneos, son fundamentales para el suministro de agua potable y para la irrigación de cultivos. Tras un incendio, la relación entre el suelo y el ciclo del agua se ve gravemente afectada. Uno de los principales problemas es la pérdida de la capacidad de infiltración del suelo. Cuando los bosques y la vegetación que cubren el terreno son destruidos por el fuego, la capa superior del suelo se vuelve menos porosa y más compacta. Esto ocurre porque las raíces de las plantas y árboles, que ayudan a mantener el suelo suelto y a permitir la filtración del agua, se pierden en los incendios. Sin esta vegetación, el suelo se vuelve impermeable, lo que reduce significativamente la cantidad de agua que penetra en las napas subterráneas. Este proceso tiene un impacto negativo en la recarga de los acuíferos, que dependen de la filtración lenta y constante del agua a través del suelo. Con menos agua infiltrándose, el nivel de las napas disminuye, afectando a las comunidades que dependen de pozos para el abastecimiento de agua. Además, en áreas afectadas por incendios, el aumento de la erosión del suelo puede llevar al arrastre de cenizas y sedimentos hacia las napas de agua. Estos contaminantes no solo reducen la calidad del agua subterránea, sino que también pueden obstruir el suelo, dificultando aún más la recarga de los acuíferos.

El impacto en las cuencas hídricas superficiales

Las cuencas hídricas son áreas donde el agua de lluvia se acumula y fluye hacia ríos, arroyos y lagos. Después de un incendio, el suelo sin vegetación ya no puede retener el agua de manera efectiva, lo que provoca que el agua de lluvia se escurra rápidamente por la superficie en lugar de ser absorbida. Este aumento en el escurrimiento superficial puede generar varios problemas:

Inundaciones repentinas: Tras un incendio, el agua de lluvia se desplaza rápidamente hacia las zonas bajas, lo que puede provocar inundaciones repentinas. En regiones montañosas como Traslasierra, esto puede ser especialmente peligroso, ya que los ríos y arroyos se desbordan fácilmente, poniendo en riesgo a las comunidades cercanas.

Erosión acelerada: Sin raíces que sujetan el suelo, el agua corre con mayor fuerza, arrastrando grandes cantidades de tierra, rocas y cenizas hacia los ríos. Esto no solo degrada la calidad del agua, sino que también afecta la morfología de las cuencas, cambiando el curso de los ríos y alterando su caudal.

Contaminación de cuerpos de agua: Las cenizas y otros residuos del incendio son arrastrados hacia los ríos y lagos, contaminando las fuentes de agua con sustancias químicas tóxicas, como los metales pesados que pueden liberarse durante la combustión de la vegetación. Esto afecta la calidad del agua, perjudicando tanto a la vida acuática como al consumo humano.

Reducción en la cantidad de agua disponible: A largo plazo, la pérdida de vegetación afecta la capacidad de las cuencas para retener agua. Los bosques actúan como "esponjas" que absorben el agua de lluvia y la liberan lentamente a lo largo del tiempo. Sin ellos, las cuencas pierden su capacidad de regular el flujo de agua, lo que provoca sequías más prolongadas y una menor disponibilidad de agua durante los meses más secos.

Vivimos un tiempo de incertidumbre donde la abundancia informativa no necesariamente es mas conocimiento. Cada año nos sorprende una sequia mas intensa, incendios mas brutales, negocios mas evidentes, acciones publicas menos eficaces, pueblos mas conscientes e historias mas complejas. Como respuesta siempre esta seguir preguntando y la única forma, sabemos tan bien, de adivinar el futuro, es construirlo. En esa creemos, por esa apostamos y esa deseamos.