INEVITABLES CONEXIONES
La tecnología comunicacional se implanta y crece tan rápido porque resulta cómoda y útil, pero muchas veces no somos capaces (o no queremos) visualizar sus verdaderos impactos a largo plazo.
SALUD
POR NESTOR PALMETTI


La tecnología comunicacional se implanta y crece tan rápido porque resulta cómoda y útil, pero muchas veces no somos capaces (o no queremos) visualizar sus verdaderos impactos a largo plazo. Si aceptamos la relación causal directa entre estos dispositivos y algunos tipos de patologías, ¿estaríamos dispuestos a prescindir de ellos o al menos a disminuir su exposición?, ¿asumiríamos el riesgo siempre que fuera lo suficientemente pequeño?, ¿de verdad querríamos saber que existe dicho peligro?, ¿cambiaría nuestra forma de acercarnos a los nuevos avances tecnológicos? Veamos las implicancias físicas y vibracionales de nuestros dispositivos.
Efectos sobre las manos
Las manos son esenciales en la vida diaria, tanto en el trabajo físico como en el ocio digital y los deportes. Desde levantar objetos pesados hasta deslizar un dedo por la pantalla del celular, su uso constante las expone a diversas afecciones. Teniendo en cuenta que los teléfonos celulares generan adicción y ansiedad, es necesario que sepamos que actividades tan habituales como el uso excesivo de dispositivos móviles pueden provocar afecciones a la funcionalidad de las manos:
Síndrome del túnel carpiano: es una condición en la que se genera una presión excesiva sobre el nervio mediano en la muñeca, el cual proporciona sensibilidad y movimiento a diversas partes de la mano. El síndrome del túnel carpiano puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo, debilidad o incluso daño muscular en la mano y los dedos.
Tendinitis: es una inflamación de los tejidos fibrosos gruesos que conectan los músculos con los huesos, conocidos como tendones. Esta condición produce dolor y sensibilidad justo en el exterior de la articulación.
Síndrome del túnel radial: es una afección menos conocida que el síndrome del túnel carpiano, común entre los que trabajan en oficina, pero igualmente limitante. Mientras que el túnel carpiano afecta la palma de la mano y los dedos, el túnel radial se manifiesta en el dorso de la mano y presenta síntomas como entumecimiento y dificultad para abrir la mano.
¿Y las radiaciones?
Hay demasiada evidencia sobre los efectos negativos de las radiaciones electromagnéticas sobre nuestro organismo. Y también muchos campos de afectación que se están evaluando, o ni siquiera se han estudiado aún. Estamos todo el tiempo radiados; ya no existen “zonas blancas”, término con el cual se define a un área geográfica libre de estas frecuencias. Nos irradian las compañías proveedoras de señal, los satélites que prácticamente están creando un “envoltorio” del planeta, los equipos que utilizamos en el hogar o en el trabajo (teléfonos, ordenadores, televisores inteligentes, juguetes electrónicos) y sobre todo los derivadores que activamos en casa para distribuir la señal en el hogar (wifi). Es conocida la impactante experiencia realizada por estudiantes europeos, que cualquiera puede repetir en su hogar. Colocaron dos muestras similares de semillas a germinar, una al lado de un enrutador wifi y otra análoga muy distante. La muestra cercana a la señal del sistema de conexión inalámbrico no germinó, mientras que la otra muestra se desarrolló normalmente. Imaginemos el efecto equivalente sobre nuestras neuronas, nuestro sistema nervioso, nuestras células y nuestros órganos. Hay una cantidad considerable de evidencias que demuestran, más allá de toda duda razonable, que la radiación de microondas de los teléfonos móviles y redes inalámbricas puede causar un aumento significativo del riesgo de sufrir tumores cerebrales. Además, hay cada vez más pruebas que indican que estas radiaciones provocan una alteración de la función cerebral, daño a los genes y otras alteraciones. La OMS tomó la decisión de incluir los campos electromagnéticos en el grupo de sustancias que podrían ser una causa posible de contraer cáncer.
¿Sólo afectan al adulto?
Nuestros dispositivos móviles no solo generan efecto en nuestra salud, sino también en nuestro comportamiento. Y si los adultos somos sensibles, imaginemos los efectos sobre nuestros niños, que aún no completan el desarrollo de sus mecanismos de protección. Debemos resguardarlos de un entorno social que apunta a la híper estimulación de los sentidos. El niño necesita experimentar tiempos y espacios donde desarrollar su curiosidad para ir descubriendo la vida que se despliega frente suyo. Las consecuencias también están claramente identificadas: disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras como música, arte, lectura, juegos de mesa; interrupción del sueño, que se acorta cuantitativamente y se degrada cualitativamente; sobre estimulación de la atención, lo que provoca trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; sub estimulación intelectual, que impide que el cerebro despliegue todo su potencial; y un estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral. Los niños necesitan tiempo lúdico y sobre todo tiempo para descubrir que la naturaleza no se maneja con la inmediatez de una pantalla táctil. Nadie plantea volver hacia atrás, pero al menos invitamos a tomar conciencia adónde estamos yendo y comprender nuestras capacidades adaptativas frente al cambio tan acelerado.