LO BUENO SI ES LOCAL, DOS VECES BUENO

El mercado de producciones locales tiene hoy en el valle un gran potencial. Intentando volver a lo natural, lo genuino, a los alimentos que son de acá. Allí podemos encontrarnos cara a cara productores y consumidores, pudiendo contar y saber sobre la historia que hay detrás de cada alimento.

NUESTRO VALLE

POR JULIO HERNÁNDEZ

¡Qué bueno! Nos dice Meliana cuando le comentamos que viene naciendo un Mercado de Producciones Locales en el Valle de Traslasierra. Y sigue “porque así se puede ver lo que se hace y cómo se lo hace”. Meliana, vecina de Las Rabonas, nos cuenta que cuando era chica había muchísima producción de alimento en la zona. La gente tenía sus chacras. Había frutales, huertas; tenían gallinas, cabras, vacas, ovejas y otros animales de crianza. Entonces, en la zona, nunca faltaban vegetales frescos, y productos como el queso (que eran de verdad), huevos (que eran de gallinas libres) o carne (de animales de pastoreo). Lo que podríamos llamar “alimentos reales”. No podemos evitar hablar sobre Agroecología. Esa palabra que vino a darlo vuelta todo. Agroecología habla de alimentos sanos, de autonomía, de independencia, de soberanía. Palabras sueltas, que pueden sonar extrañas pero que hacen mucho sentido a la vida. Y, entre otras palabras y conceptos que nos trajo la agroecología, una de las más resonantes es la de alimentos sin veneno.

¡¿Cómo?!

¡¿Sin veneno?!

¡¿Cómo que la comida tiene Veneno?!

Si.

Hace algunos años ya que nos venimos desayunando con estas noticias. Casualmente tenemos en la mano la primera edición de Imaginá y estamos frente a la nota que habla sobre el uso de agrotóxicos en los alimentos. Nuestros alimentos Más de 30 agrotóxicos detectados en frutas tan cotidianas como la pera, la naranja y la manzana.

¡30!

No uno, ni dos (que ya sería un montón).

¡30!

El mercado de producciones locales tiene entonces un gran potencial. Intentando volver a lo natural, lo genuino, a los alimentos que son de acá. Allí podemos encontrarnos cara a cara productores y consumidores, pudiendo contar y saber sobre la historia que hay detrás de cada alimento, de cada producción. Existe allí la posibilidad de hacer trueque, o tener facilidades de pago, cosa que no existe en otros tipos de comercios. Facilitando así la confianza, la organización local, la esperanza. En el Mercado se pueden encontrar huevos, nueces, chacinados, vegetales, alimentos fermentados, bebidas caseras, miel de verdad, hierbas medicinales, quesos, dulces, panificados, alimentos libres de gluten, alfajores, productos de cosmética e higiene personal, lencería de algodón, y mucho más. Es una fiesta para toda la familia, que suele incluir espectáculos musicales y actividades infantiles. Allí se puede almorzar ya que hay distintas propuestas. Es un espacio de sociabilización, de puesta en común sobre lo que sucede en el valle. Un espacio de encuentro. “Un espacio necesario” como dijo Meliana minutos antes de despedirnos. Quienes vivimos en el Valle de Traslasierra tenemos un gran privilegio y una gran responsabilidad. Que exista y siga creciendo un espacio así es tarea de todos y todas.

Y QUE LUEGO LLEVEMOS A NUESTRAS MESAS, ALIMENTOS ELABORADOS POR MANOS MÁGICAS Y NO POR MÁQUINAS.