SOMOS ACOMPAÑANTES
Esta tarea, amorosa, solidaria y de gran empatía con quienes han sufrido alguna vulneración, nació sin buscarla, pero fue tan contundente su resultado que ya somos muchxs quienes la ponemos en práctica en Traslasierra y de a poco se comparte en otras regiones de la provincia.
DERECHOS HUMANOS
POR MÓNICA PIÑEYRO


En 2016 sucedió un femicidio espantoso -todos los son- pero éste tenía la particularidad de haber denunciado ante la policía que el violento no cumplía la perimetral, y no se hizo nada. A partir de ese caso, se resolvió que quien rompe la restricción, inmediatamente queda preso. Pero tuvo que suceder el horror, para que la policía y la justicia tomaran nuevas medidas respecto a la violencia de género, cuando se denuncia.
La hermana de la mujer asesinada nos pidió que la acompañásemos a escuchar qué novedades tenía la secretaria del fiscal que investigaba la causa. Ella nos aseguraba que cada vez que iba, sentía que no le decían nada y la frustración era insoportable para ella.
Fuimos a acompañarla y tuvimos la autorización para pasar, y poder anotar y preguntar sobre lo que le comunicaran. La distancia que da no estar involucradas afectivamente en ese dolor que produce el arrebato violento de una persona querida, permite escuchar, cuestionar lo que no se entiende, anotar y buscar otras respuestas que a quien está atravesada por el dolor, no se le ocurren.
Cuando salimos de la oficina le preguntamos a la hermana si había entendido que se estaban haciendo varias investigaciones y se esperaban resultados que darían sustento a la imputación, ella nos dijo que no entendió nada, que no nos dijeron nada.
Ahí comprendimos que es imposible entender todo lo nuevo que tiene, no solo haber pasado por una situación tan cruel con alguien tan cercano al corazón, sino que a eso se sumaba ingresar a una situación -la jurídica- con códigos, reglas y tecnicismos muy diferentes a los que manejamos diariamente. Por ese motivo nuestro acompañamiento es efectivo: porque en la mayoría de los casos no conocíamos a la víctima, no éramos cercanas afectivamente.
Esa “neutralidad” permite entender, aprender, cuestionar, sacar conclusiones, informarse y luego compartir lo comprendido. Cada persona que acompañamos obtiene respuestas de nuestra parte, porque el Poder Judicial no ha sabido tener un nexo que favorezca esa necesidad de saber -que tiene cada sujeto que pase por una de estas instancias- donde la justicia debe dirimir qué pasó, cómo, dónde y quién/es cometieron el ilícito y causaron el dolor.
En este acompañar, hemos aprendido mucho sobre los agentes judiciales, las formas, los códigos, las maneras que tienen de abordar los delitos. También hemos visto los tiempos, las dilaciones, la falta de personal, los distintos especialistas con que cuenta la provincia para abordar las investigaciones que precisan ser expertos en determinadas situaciones o pruebas.
El poder judicial tiene muchas falencias como la de ser muy lerdo, pero coincidiremos siempre en que es con pruebas que se condena. En este abordaje que hacemos del Palacio de Justicia vemos algunas dificultades y creemos que podemos aportar -las organizaciones y la ciudadanía- para lograr mejores resultados. Si nos acercáramos muchxs más a acompañar a familiares, vecinxs y amistades que pasen por una situación de delito traumático, seriamos muchxs más lo que podríamos contribuir. No sabemos si los funcionarios judiciales coincidirían con nosotrxs en la mirada democrática que deseamos darle, pero si es para avanzar en dar respuestas, quizá lograríamos una sociedad con mayor compromiso, víctimas sin el desamparo que anula y un país más justo.
Jamás avalaremos la justicia por mano propia, por eso acompañamos a quien sufrió una vulneración de derechos.