¿TODO PERIODISMO ES PAUTADO?

La información no es un favor. Tampoco es un intercambio comercial. La información es un derecho. Y en un valle donde las noticias parecen moldearse más por el presupuesto que por la realidad, el periodismo se convierte en otra víctima del silencio.

MEDIOS

POR RUBEN MATOS

No es un secreto que muchos medios dependen de la pauta que cada municipio aporte para difundir acciones publicas, medios que no son kioscos y que no es favor, es proporcionar a la ciudadanía un derecho. La información tampoco es un crimen. Pero cuando esa dependencia se transforma en sumisión, lo que se calla pesa más que lo que se dice. Hay temas que no se tocan, conflictos que no existen, nombres que no se mencionan. Y la pregunta es inevitable: si todo es pauta, ¿dónde está el oficio?

El periodismo de oficio —el de verdad, el que incomoda, el que investiga, el que interpela— no puede vivir de rodillas. Un medio no es un departamento de prensa de la municipalidad de turno. Un periodista no es un funcionario encubierto. Y un lector no es un espectador pasivo.

El silencio se paga caro. Pero hablar también tiene un precio. La diferencia es que el primero cuesta credibilidad y el segundo cuesta valentía. En un valle donde la historia se escribe en papeles sesgados por la autoridad quizás sea hora de preguntarnos qué periodismo queremos: uno que informe o uno que obedezca.

Si elegimos el primero, es fundamental profesionalizar nuestras formas, chequear la información, adjetivar menos, personalizar menos, entender más.

Si elegimos lo segundo, entonces debemos ser claros en eso. Obedientes, también se puede contar lo que pasa y no contar lo que no convenga.

La pauta no debería ser un bozal. El periodismo no debería ser una concesión. Y los medios no deberían olvidar que su único compromiso es con cierta forma de honestidad intelectual.

Tratar de ser mejores y serlo.

En tiempos donde nadie escucha a nadie. En tiempos donde todos contra todos. En tiempos egoístas y mezquinos. En tiempos donde siempre estamos solos. Habrá que declararse incompetente en todas las materias del mercado. Habrá que declararse un inocente o habrá que ser abyecto y desalmado. Dice Fito al lado del camino.

De todos modos, Traslasierra tiende a no ser hija de su tiempo, sino a construir uno propio donde el blanco y el negro, no son tan así nunca, en ese intersticio, de vez en cuando pasan cosas buenas y nunca cosas que nos dan vergüenza.