POR PABLO LÓPEZ
Naceré de la agonía de un árbol, seré un aliado de Gutenberg y disfrutaré del placer de nadar en grandes piletas en noches de verano. Me haré amigo de tus manos y mi cuerpo de fibra, papel, celulosa, esperará tímidamente tus letras descalzas. Creceré con el olor del perfume de la tinta y mi llanto será tan grande como el ruido de una gran máquina. Viajaré por todo el mundo y hablaré quizás demasiado de cosas que nunca conocí. Seré pelota, globo, agujero en la media y un avión que viaje hasta tus sueños. Espiaré todas tus desgracias por debajo de las puertas y resistiré siempre al paso del tiempo. Me llamarán mentiroso, estafador, y tendrán razón. Pero también susurraré desde las orillas las voces invisibles de cada época. Seré alimento, reciclaje, y a veces, la única lectura para un pedazo de humanidad. Y no podrán atraparme las sombras. En las noches frías de invierno seré abrigo, cama doble, frazada de palabras. Y en alguna noche de lluvia me quedaré desnudo y seré un barco de aventuras hacia alguna alcantarilla. Cuando todo se calme, guardaré también alguna semilla. Y en el silencio menos pensado, volveré mi corazón a la tierra.
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