POR LIC. GABRIELA FERNANDEZ
Discriminado o no, hasta fines de septiembre se debe ingresar en ANSES y declarar por sí o no la continuidad como monotributista social.
El huracán normativo que fue la promulgación de la Ley 27.742 “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” y la Ley 27.743 “Ley de Medidas Fiscales Paliativas y relevantes”, dejó entre otras modificaciones y dudas, el temor por la continuidad del Monotributo Social, una herramienta de inclusión económica para pequeñas unidades productivas, trabajadores y trabajadoras de la economía popular.
El MS permite legalizar la actividad económica como cualquier monotributista, pero en donde el Estado subsidia el componente de jubilación, de impuesto y el 50% de la obra social. Aporte nada pequeño en una cuota de casi treinta mil pesos que posee la categoría más baja en la actualidad.
La incertidumbre, la necesidad de que miles de personas pierdan la posibilidad de incluirse en el sistema a través de este programa creado por el anterior Ministerio de Desarrollo Social tuvo en vilo a mucha gente.
Finalmente, algún rinconcito de conciencia de los funcionarios, permitió que el pasado 3 de septiembre se establecieran los nuevos requisitos para ser monotributista social. Lo bueno: El programa continúa, el viento de cola no se lo llevó. Lo malo son algunas exigencias mayores, tenés que pagar y facturar sí o sí.
Sin embargo, lo más destacado fue la obligatoriedad de reempadronamiento para algunos tipos de monotributistas sociales. ¿Cómo algunos? Si, adivinaste. Cuando el monotributo social está enmarcado en programas sociales como el Acompañamiento Social, Volver al trabajo y titulares de Microcréditos de la CONAMI es requisito reempadronarse. Esta exigencia discrimina dos tipos de trabajadores, los que supuestamente eligen ser monotributistas sociales y los que eligen tener programas sociales. Esa diferencia ideológica que reina en quienes nos gobiernan y probablemente en la propia sociedad, impulsa la sensación del ser doblemente excluido, primero por ser monotributista social y luego por ser monotributista social de un programa.
Celebramos el sostenimiento del programa, celebramos que en la discusión del Congreso muchos diputados y senadores advirtieron por la “limpieza” que proponía el texto original de la Ley. No celebramos la doble vara para los monotributistas sociales, ni la estigmatización de los y las trabajadores quienes necesitan estas herramientas de inclusión para lograr su sostenibilidad, más no sea para comprar algo de harinas, verduras y pagar la luz.
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